Ya oigo las respuestas a lo que
voy a contar, ya me parece ver los comentarios, críticas y explicaciones a lo
que pe pasa, todos parecen saber más de mi vida que yo mismo y tal vez tengan
razón, a mis sesenta y cuatro años creo conocerme menos de lo que presumía
saber de mí mismo a los veinte, y curiosamente era muy sincero al decirlo, creí
haber aprendido a aceptar mi propia realidad y a pensar que lo hacía con una
mente abierta, cosa que ahora me da risa al recordarlo. ¡Qué lejos de la
realidad estaba!
Tenía seguras mis creencias,
firmes mis valores, argumentadas mis ideas, formada mi apariencia, cuidada mi
imagen, inclusive tenía fuerte influencia en mis círculos cercanos, sin embargo
las sombras estaban en un lado que sólo yo veía o me sentía víctima de ese otro
que yo era y sigo siendo en ciertos y solitarios momentos, una especie de
esquizofrenia o de dualidad existencial, (algunos lo etiquetarán inmediatamente
como bipolaridad, sin entenderlo del todo) decido dejar el cigarro y mientras
lo afirmo, prendo uno más, amo la vida y me acompaña la parca como la sombra
que mi cuerpo proyecta cuando hay luz, una fuerza que surge de mis ideales me
impulsa a ayudar y a servir, mientras mi ego se llena de armas manipuladoras y
controladoras, por sólo mencionar unos ejemplos.
Amé a mis hijos desde años atrás
de que los tuviera y al llegar la adolescencia los fui perdiendo en muchas
formas, (Vengan las culpas y condenas a mi forma de educar, “Esperabas que
fueran lo que tú decidías y claro…”) Soñador e irrealista ante la mayoría,
cariñoso hasta el atosigamiento, generoso hasta la tontería por decirlo
suavemente. Todo centrado en ideas que pensé muy firmes que me llevaban a
actuar de esas maneras.
Luego la vida me golpeó, mis
actos cobraron su cuota de soledad y de reflexión a solas, y entonces… Las
cosas se reacomodaron, cambiaron, se perdieron, ¿Qué sé yo? me faltan
etiquetas, ¿Realidad, Ficción, ensoñación, teorías, hechos, historias,
anécdotas, fantasías, espejeo, Alertancia? El cine por ejemplo, se hace un
medio de encuentro con la realidad que presenta, mi mente ve claramente la
manipulación disfrazada de quienes las producen, sin embargo me hacen llorar
las historias con finales felices, los cuentos de navidad, los romances que
acaban en un beso, los héroes que se enfrentan a los malos para salvar a los
débiles. Me entristecen las historias de dolor y subyugación social que sé que
en muchos lugares son realidades cotidianas. Me enojan y encolerizan los abusos
de poder, la violencia que enarbola la violencia. Me exaspera la visión del ataque
a la naturaleza y a la ecología. Me hacen pensar y reflexionar las series y
películas que presentan personas diferentes, que son voces de esas minorías
sociales. Me “clavo” demasiado ante la pantalla como una realidad tan real como
lo que todos llaman realidad.
Realidad tan real como la de mis
sueños cuando estoy dormido, donde hay un pueblo que conozco y en el que se
repiten vivencias aunque sé que nunca lo he visitado y se forma del
rompecabezas de miles de lugares que ciertamente he conocido, donde encuentro
personas que ni son muy importantes en mi vida o ni los he conocido en mi
deambular en la tierra, sin embargo sigo caminando en terreno conocido en mis
horas de vigilia.
Amo las palabras y me quema la
necesidad de expresarme aunque pocos me lean o entiendan, mis cercanos más se
aburren de “lo mismo” escucho su “Otra vez”, “Siempre lo mismo” o sus frases de
juicio y sermoneo ante mis “rarezas”. Pero ahí están, casi 34 años casado con
un enamoramiento adolescente, romántico y poético sin ecos ni respuestas,
sinceridad tan clara que a la vez ha dejado lagunas que hoy descubro en los
secretos de mi amada, tanto decir que acabó por incomunicar.
La música, las canciones, sus
letras, las notas. Poesía en diferentes lenguajes, historias que visualizo tan reales
como las que he vivido, cantos de gauchos, tangos argentinos, bossanovas
brasileños o corridos narcos, música del folclore latinoamericano, conciertos
clásicos o salsas. Para mí, otro nivel de realidad o mundo diferente en el que
me sumerjo y contacto con autores, pueblos y seres a quienes mi amor piensa y
siente en esas realidades musicales.
El mundo de mis ilusiones, de mis
anhelos y utopías, de los planes y deseos de cambios fuertes y profundos, tanto
en el mundo, en mi medio y en mi personal vida, construir una casa ecológica para
compartir con mi esposa y esperar a mis hijos, nietos y amigos, negocios y
proyectos de diferente tipo, restaurante, taquería, solitud, escuela integral,
academia social y de desarrollo juvenil, planes de trascendencia personal, de
pareja y de familia.
Y así, pasan los años, el cuerpo
se llena de achaques, a ratos me vence el cansancio y el dolor, y en otros la
energía me invade para continuar hacia adelante aunque a veces no podría explicar
que es eso de “Adelante” Jeje Las fechas con significado se repiten, semana
santa, aniversarios, funerales cercanos y públicos, navidades y años nuevos se
hacen más frecuentes y parece un simple ayer cuando mis veinte años tenían una
vida por delante, Jeje
Serán síntomas de vejez, tal vez,
o tal vez de madurez y sin embargo hoy recuerdo aquella frase de que “En
aprender a vivir, se nos va toda la vida” Jeje,
Saludos desde el hermoso pueblo
amado de San Miguel de Allende
Lalo